María, dame tu mirada.
Dame unos ojos como los tuyos
Que sepan ver lo bueno de las personas.
Dame unos oídos como los tuyos
Que oigan el grito de los necesitados.
Dame una boca como la tuya
Que sepa decir la palabra justa en el momento justo.
Dame un corazón como el tuyo
Que sepa amar desinteresadamente
A cuantas personas se acerquen a mi lado.
María, dame tu mirada.
Quiero ser instrumento tuyo
Que siembre el bien por donde vaya.
Quiero tener unos ojos atentos como los tuyos
Para ver siempre lo bueno
Que hay en el interior de las personas;
Unos ojos que se fijen en la bondad y no en la maldad;
Unos ojos transparentes y limpios
Que vean al prójimo como hermano.
María, dame tu mirada.
Quiero tener unos oídos
Que oigan el grito de la gente necesitada.
Son muchos los que me rodean y que piden ayuda en el silencio.
A cualquier sitio donde vaya me encuentro con personas
Que necesitan de otra que les escuche;
Encuentro otras con falta de cariño,
Con necesidad de encontrar alguien
Que tenga con ellas un gesto de amor.
Quiero escuchar esos gritos para acudir en su ayuda.
María, dame tu mirada.
Quiero tener una boca como la tuya que sepa alabar en vez de condenar.
¡Cuantas veces la critica viene a mis labios!
¡Cuantas veces destruyo a las personas con mis afirmaciones!
María, quiero dejar de lado ese tipo de vida
Y lanzarme a una aventura distinta.
Quiero decir lo bueno de las personas, animarlas desde lo positivo
Y dejar de hablar por la espalda como un cobarde.
María, dame tu mirada.
Quiero tener un corazón como el tuyo
Que tenga un amor desinteresado por todos los hombres;
Que sepa perdonar a la vez que olvida la ofensa realizada;
Que sepa abrir sus puertas para compartir experiencias e ilusiones;
Un corazón, María,
Que derroche ternura, amor, compasión, perdón...
María, dame tu mirada.
Quiero tener unas manos como las tuyas;
Unas mandos que no estén cerradas sino abiertas
Para tenderlas al hermano, y sembrar paz y fraternidad en todos;
Unas manos que sepan de ayuda, colaboración, amor y entrega.
María, dame tu mirada.
Quiero tener unos pies como los tuyos;
Unos pies cansados y llenos de callos de tanto andar para predicar;
Unos pies que no se cansen de caminar
Para anunciar la Buena Noticia por todas partes;
Unos pies que sepan avanzar por los caminos del amor y la justicia.
María, dame tu mirada.
Que tus ojos sean mis ojos;
Que tus labios sean mis labios,
María, dame tu mirada.
Que tus manos sean mis manos;
Que tus pies sean mis pies.
María, dame tu mirada.
Que tu corazón sea mi corazón;
Y que todo yo, María, pueda entregarme a tu hijo Jesús. AMEN
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